Dos segundos abajo del sol
que me recuerden
mi origen
No soy la ciudad ni su gérmen.
Soy piel, células, sentidos.
Yo quería cantar un grito espeluznante.
Crear mundos y realidades,
abrir puertas y posibilidades.
Paraíso y libertad para los otros animales
Hoy veo que eso es tambien, al parecer, la potencialidad de que me cuelguen y mi sangre seque.
Pero que sea así, con mi corazón moviéndose.
No voy a desgarrar a nadie.
Yo quiero ser entera.
Una hoja bella, el brillo del sol, risa, la suavidad.
No quiero crear el mundo de la persecución.
No quiero ser una mina.
Busco hacer volar ideas en pedazos.
Las que engendran estas realidades.
Porque las paredes son altas y duras
y nunca jamás quiero ser cordero de carcelero o verdugo
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